Del 18 al 19 de noviembre, en las cercanías de la Ciudad de Canelones, Uruguay, un grupo de mujeres que participan habitualmente de la vida y procesos del Proyecto La Fragua, se convocaron para vivir la experiencia Campafragua.
Con un itinerario de compartir centrado en el Evangelio de la Vida, integramos la experiencia de ser barro, tierra, con la caricia del viento que sopló y alentó vuelos y sueños; el calor del fuego atizado por talentos de algunas pendientes del leño seco y del aire para encender y arder, posibilitó la cercanía y banquete compartido como signo de fiesta; La frescura del agua regó nuestras esperanzas y entibiada posibilitó la rueda del mate y la palabra, dinamizando esta experiencia de Fragua (tierra, aire, fuego, agua).
Nos sentimos abrazadas, a través de la Naturaleza que ofrecía el lugar que nos acogió, por el Dios Vivo presente en lo creado. El soplo del viento entre los árboles, el canto libre de los pájaros y la presencia de zorros, liebres y variedad de sonidos de la biodiversidad que nos rodeaba nos maravilló con el regalo de Dios en la Creación.
Alentadas a conectar con nuestras niñas, el trabajo en nuestra corporalidad, la vida evocada desde la experiencia y la Palabra escudriñada y compartida con ojos y entrañas de mujer y como grupo parábola, los momentos de oración compartida, nos conectaron con nuestra dignidad de hijas y hermanas; la sorprendente delicadeza de la sororidad resignificó sentidos personales y comunitarios, invitándonos a revisar los modos en que construimos nuestra autonomía y nos posibilitamos relaciones nuevas entre nosotras y los varones con quiénes compartimos sentidos de vida y de fe.
Risas, mesa fraguada por manos de mujeres preparando ensaladas y atizando las brasas para el asado; rondas de baile y compartir sororo, diálogos profundos y sanadores integraron esta experiencia dignificante con la que el Dios de la Vida, ha bendecido este tiempo de encuentro de la comunidad La Fragua.
Agradecidas al Señor por la experiencia de sentir su mano y ponernos de pie. ¡Talita kum!
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