“Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo porque irás adelante ´del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”. Lc.1,76-79.
Invitados a mirar la realidad
Llegamos a esta Navidad 2023 en medio de muchos conflictos, de muchas situaciones que amenazan, hasta el desprecio y la muerte, la vida más pequeña, la vida más vulnerable: niños, jóvenes, madres, migrantes, ancianos, especies en extinción, calentamiento global, extractivismos. Guerras en el mundo que buscan exterminar pueblos enteros, proyectos de gobiernos en nuestros países que hablando de libertad descartan a los humildes sumergiéndolos a nuevas formas de esclavitud. La crueldad del ser humano parece no tener límites. El odio ya se ha hecho cotidiano hasta el punto de ser naturalizado como algo normal.
Invitados a iluminar la realidad por la Palabra
Mirando a Jesús, también sabemos que nació en medio de muchos conflictos y desprecios y llegó a ser vida, alegría, justicia y paz para los pobres. “El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz. Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín… Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz».” (Isaías 9, 1-2.5)
La vida que viene es siempre luz que irrumpe en medio de las adversidades y encuentra un lugar para nacer. “El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer” (Ernesto Sábato, La resistencia).
En estos días mientras nos sentimos en medio de estas realidades complejas estando cerca de las personas, dialogando y tratando de escuchar, una señora dijo: “lo importante es queestamos vivos”, un joven expresó: “hay que volver a las cosas sencillas”, y un amigo cura nos decía: “en la misa nos olvidamos el vino y mientras llegaba se me acercó una niña y me puso las manos para jugar a chocar las palmas y reveses de las dos manos, mientras entonaba una canción. A partir de ese momento algo fue cambiando, me fui dando cuenta que la niña me estaba enseñando una salida para el enojo, la tristeza, y tantos sentimientos encontrados de estos días. “El que nace a la ternura / vence a la muerte cotidiana / abre las puertas de la vida / y tiene un niño en la mirada” (Armando Tejada Gómez)
Invitados a la esperanza activa
Vida, Sencillez y Ternura… puede ser una síntesis del pesebre, de la espiritualidad que animó la vida y la misión de Jesús. Por esos caminos podemos tejer nuestra vida de todos los días. Entrelazar nuestros vínculos con tantas hermanas y hermanos que naciendo a la ternura van venciendo el odio, la violencia y la muerte, que sabiendo encontrar esas grietas hacen posibles proyectos nuevos de amor y de vida. Mirando la creación cuántos vínculos se dan entre plantas y animales, comuniones que dan albergue, alimento, cuidado, crecimiento. Estos y aquellos vínculos son verdaderos pesebres donde junto a la creación entera alabamos a Dios sembrando vida y esperanza.
¡FELIZ NAVIDAD! EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITO ENTRE NOSOTROS (Jn 1,14)
Deja una respuesta